La contaminación sonora es un problema real en la sociedad actual. Poder medirlo ayuda a conocer mejor la situación en la que nos encontramos y proponer soluciones con las que mejorar la calidad de vida de las personas. Debemos tener en cuenta que con sonidos superiores 85db puede impedir la comunicación y los superiores a 100db pueden dañar a la salud.
Los sensores de ruido miden el sonido de forma continuada para controlar la contaminación sonora de las ciudades, ya sea un sonido emitido por coches como por la voz de las personas.